Resumen:
Las infecciones causadas por bacterias patógenas siguen constituyendo uno de los problemas de salud pública más extendidos en el mundo ya que constituyen una de las principales causas de morbilidad (Borbolla-Sala et al., 2001; Baker et al., 2018). Además, la resistencia de los microorganismos a los antibióticos representa hoy en día una de las mayores amenazas para la salud mundial y la seguridad alimentaria, por lo que este panorama impulsa al hombre a la búsqueda y descubrimiento de nuevos principios bioactivos (OMS, 2020). Existe una amplia variedad de bacterias patógenas que pueden causar infecciones en el ser humano, tal es el caso de Staphylococcus aureus y Escherichia coli (Martínez, 2010; Liu et al., 2018). S. aureus se encuentra en la piel y el principal grupo de riesgo son pacientes hospitalizados o inmunocomprometidos (Velazquez, 2005; Nakatsuji et al., 2017). Causa infección en las partes blandas, neumonía, sepsis con o sin metástasis y enfermedades por toxinas (síndrome de la piel escaldada, síndrome del shock tóxico y gastroenteritis) (Martínez, 2010; Nakatsuji et al., 2017). E. coli sobrevive generalmente en los intestinos animales (incluido el humano) y en las aguas negras y puede causar infecciones intestinales y extraintestinales en su mayoría severas, tales como las del aparato excretor, meningitis, peritonitis, mastitis, septicemia, neumonía y disentería (Hernandez et al, 2011; Poirel et al., 2018). Las plantas medicinales y aromáticas tienen particular importancia en el cuidado de la salud de los seres humanos, especialmente de aquellos que habitan los países en vía de desarrollo (Chávez et al., 1994; van Wyk y Prinsloo, 2018). Un gran número de compuestos bioactivos obtenidos del reino vegetal son principalmente sustancias conocidas como metabolitos secundarios (MS), compuestos de bajo peso molecular (Sepúlveda et al., 2003; Jain et al., 2019). Entre las familias de especies vegetales con una vasta diversidad de MS se encuentran: Asteraceae, Lamiaceae, Fabaceae, Solanaceae, entre otras (Magaña et al., 2010; Hussein y ElAnssary, 2019). Una especie perteneciente a la Familia Asteraceae, es Tanacetum parthenium, planta aromática muy compleja químicamente. Entre los MS reportados de esta planta se encuentran las lactonas sesquiterpénicas, los flavonoides, los pinenos y otros compuestos (Pareek et al., 2011). Entre dichos MS, los flavonoides y las lactonas sesquiterpénicas se han reportado como antimicrobianos (Arias, 2013; Ávalos, 2009). Dentro de estos últimos compuestos, el más abundante en T. parthenium es la partenólida, que está presente en flores, semillas, hojas y raíces. La producción de la partenólida depende del órgano empleado, de la constitución genética, de factores asociados al desarrollo y al lugar geográfico de la especie, entre otros (Hojati et al., 2016; Majdi et al., 2013), por lo que el cultivo de tejidos y órganos vegetales (también conocido como cultivo in vitro) se ha convertido en una técnica biotecnológica viable para producir compuestos bioactivos, ya que permite controlar las condiciones para producir MS (Akin-Idowu et al., 2009). En T. parthenium, los reportes sobre cultivo in vitro demuestran que la producción de compuestos fenólicos y partenólida depende del tipo de cultivo, del tiempo de incubación y de los reguladores del crecimiento vegetal (Nieto-Trujillo et al., 2017). En 2017, Nieto-Trujillo et al., demostraron que el cultivo de raíces en suspensión de T. parthenium produce la lactona sesquiterpénica partenólida y compuestos fenólicos (flavonoides y fenilpropanoides) por lo que podrían ser una fuente de MS antibacterianos contra E. coli y S. aureus.