Resumen:
En las últimas décadas, México ha experimentado transformaciones significativas
en su paisaje sociopolítico, marcadas por la emergencia y consolidación de grupos
de autodefensa en distintas regiones del país. Estas organizaciones, conformadas
por ciudadanos que han tomado la responsabilidad de proteger a sus comunidades
ante la creciente violencia e inseguridad, han surgido como respuestas autónomas
frente a las limitaciones percibidas en el sistema de seguridad pública. La presencia
y actividad de las autodefensas plantean interrogantes cruciales sobre la eficacia y
el diseño del sistema de seguridad nacional, así como la relación que existe entre
la ciudadanía y el Estado en la búsqueda de la seguridad.
A lo largo de su historia contemporánea, el Estado mexicano ha sido
testigo de fenómenos sociales que desafían la noción tradicional de seguridad
pública y cuestionan la efectividad de las instituciones encargadas de garantizarla.
Entre estos fenómenos destaca la emergencia de grupos de autodefensas, que, en
respuesta a la creciente inseguridad y a la percepción de una respuesta
gubernamental insuficiente, han tomado la responsabilidad de fungir como actores
encargados de la seguridad pública de sus comunidades.