Resumen:
En el año 2016, la ciudad de Toluca de Lerdo fue sede de una de las más grandes
reuniones internacionales del urbanismo, la reunión regional de América Latina y el
Caribe acerca de la conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo
Urbano Sostenible – Hábitat III.
Dentro de esta reunión, el representante de ONU-Hábitat en México, Erik Vittrup
mencionó: “La seguridad urbana que es importante para la agenda en la región va
también a estar incluido como tema específico, el tema de la movilidad, el caos del
transporte y los costos de transacción que tiene para la economía el tener una
movilidad disfuncional, como lo podemos evidenciar aquí en la ciudad de México,
donde ahora el gobierno tiene que prohibir la absurda cantidad de carros que han
dejado circular” (Vittrup, 2016, 1).
Mismas condiciones que presentan Zonas Metropolitanas como el Valle de Toluca,
esta última fue seleccionada como sede de esta reunión, debido al lugar que ocupa
entre las principales Zonas Metropolitanas del país, por lo que hoy día, requiere de
grandes cambios que beneficien el desarrollo urbano para mejorar la calidad de vida
de sus ciudadanos.
En el año 2013, el gobierno federal anunció su plan para construir uno de los
megaproyectos de infraestructura más grandes del México contemporáneo, la
propuesta de creación de un tren que conectará el Valle de Toluca con la zona
poniente de la Ciudad de México, resultaba una necesidad urgente, ya que, según
la página de Secretaría de Comunicaciones y Transporte Federal, el uso de un
transporte masivo traería una disminución del tránsito vehicular en beneficio de 3.5
millones de habitantes, así, como una disminución de accidentes, que según la
página oficial de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte, la carretera MéxicoToluca alcanzaba los 400 accidentes viales por año.
Desde entonces, la opinión pública ha estado dividida, algunos habitantes
consideran que es una obra innecesaria, pues, al menos a ellos no les beneficia,
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otros la ven como una salida a los problemas diarios de tránsito vehicular, de tiempo
y de estrés al trasladarse a su destino de trabajo, de escuela o de recreación; es
por eso, que, en esta investigación, encontramos la necesidad de abordar algunos
posibles daños colaterales del megaproyecto.
En un artículo redactado por Miguel Vélez (2017) nos informa que con una longitud
de 57 km y una velocidad promedio de 90 a 160 km/h se pretende que sea el tren
más rápido y eficiente de toda América Latina, transportando hasta 720 pasajeros
por tren, en un tiempo de 39 minutos entre las 6 estaciones que van desde el
municipio de Zinacantepec, Estado de México, a la terminal de autobuses
Observatorio, en el poniente de la Ciudad de México, todo esto, con una inversión
promedio de 47 millones de pesos.
El tren interurbano México-Toluca fue una de las obras federales con mayor
trascendencia en la administración 2012-2018, sin embargo, su impacto obligó a
dependencias estatales y municipales a coordinarse, creando así, un proyecto
intergubernamental, en el cual, dependiendo de los movimientos, la preparación y
la recepción, podrá mejorar la movilidad de los usuarios mexiquenses con la Ciudad
de México considerablemente o, en su defecto, generar consecuencias que no
fueron tomadas en cuenta al planear la obra; tales como delincuencia, caos vial,
saturación de servicios públicos municipales, comercio ambulante, entre otros.