Resumen:
Las violencias estructurales entendidas como aquellas “situaciones en las que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad), como procesos de estratificación social” (La Parra & Torsosa, 2003), en el Estado de México han descompuesto el tejido social, fragmentando la convivencia entre los ciudadanos y con ellas, se han creado nuevos tipos de violencia que laceran a la población, por lo que es urgente encontrar herramientas para paliar tales conflictos.
Estas violencias, además de ser de naturaleza social, deben ser consideradas como responsabilidad del Estado, por lo que diagnosticar los elementos adecuados que permitan su solución a través de la producción legislativa, será de trascendencia para su erradicación.
En ese sentido, la inteligencia artificial es una herramienta innovadora que puede fingir como auxiliar para solucionar los conflictos dados por las violencias estructurales y que además tiene atributos en su gestión, como la economía, transparencia y eficiencia, desde el ámbito gubernamental y con previa legitimación del Poder Legislativo; para ello, contar con un marco de Transparencia y Acceso a la Información, debe ser crucial para proteger los derechos de los ciudadanos.