Resumen:
La idea de progreso se ha sustentado en una supuesta mejora continua de las condiciones de vida del ser humano, fue el norteamericano Robert Nisbet (1980) uno de los más dedicados al estudio de esta idea que ha permeado la humanidad, sobre todo en los tiempos modernos; no obstante, la idea ha estado presente en distintas épocas de la historia y regularmente se le ha encontrado asociada a una percepción lineal del tiempo, en la cual éste transcurre medido por objetivos erigidos como parámetros cuya pretensión es su validez universal. Sin embargo, no se había encontrado la forma de hacer del progreso una trayectoria obligada o al menos imprescindible; esto ocurre hasta cuando se constituye y organiza la historia humana en una dualidad antropocéntrica, cuyo concepto central es el tiempo dividido en la dualidad modernidad-premodernidad. En la praxis emerge la modernización, cuyas acciones y actores nos la presentan como sinónimo de progreso y como el modelo a seguir por el mundo occidental, este modelo incide en las acciones de los gobiernos, los estados, las organizaciones y las instituciones, las cuales se incrementen y se vinculan con la construcción del orden social moderno, esta medida sobre todo va especialmente orientada hacia aquellas sociedades y estados definidos como carentes de tal modernización.
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