Resumen:
El trabajo es concebido como la transformación que el hombre hace de su
entorno natural, con la finalidad exclusiva de satisfacer sus necesidades y con ello
lograr una mejor calidad de vida. De igual manera Víctor Manuel Alfaro Jiménez
define el trabajo como: “[…] un derecho y deber social, no es mercancía; exige
respeto para la libertad y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en
condiciones que aseguren la vida, la salud, y un nivel económico decoroso para el
trabajador y para su familia. El trabajo es un deber para el hombre.”1
Es así que el trabajo aparece con las primeras sociedades compuestas por
el hombre y se volvió parte integral de la forma de vida del mismo, por lo que ha
estado implícito desde épocas antiguas del ser humano. Con el paso de los años
estas sociedades fueron evolucionando y atravesado por diversos estadíos
expuestos en la teoría del Materialismo Histórico de Karl Marx y Friedrich Engels,
postulando que los modos de producción a lo largo del tiempo han sido diversos y
variados, y que los mismos responden a las fuerzas productivas y a las relaciones
de producción, sosteniendo que estas últimas son el resultado directo de las
relaciones sociales, jurídicas y políticas de una sociedad humana, creando formas
de consumo heterogéneas; concluyendo entonces estos personajes que existen
modos de producir como lo son: el comunismo primitivo, el modo de producción
esclavista, el modo de producción asiático, el modo de producción feudal y el
modo de producción capitalista.