Descripción:
Si el erotismo es un disparo de la imaginación, un lago congelado puede ser
la hoja en blanco, el cuerpo desierto y complacido abandonado en la
contemplación del goce recién satisfecho y, a la vez, la reflexión poética de
las reminiscencias eróticas. A la orilla de un lago congelado (2006) es también la
delectatio morosa de la creación poética que Celene García investiga, escudriña y sufre a costa de sabores, aromas, texturas, sombras, flores, insectos y animales,
y en el que podemos confirmar la intuición de Roland Barthes: “Históricamente,
el discurso de la ausencia lo pronuncia la Mujer” (2001: 45). Para Barthes, “el
otro se encuentra en estado de perpetua partida, de viaje; es, por vocación,
migratorio, huidizo” (2001: 45). Sin embargo, en este caso la partida no causa
más que la avidez, la ansiedad reflexiva, un estado de inquietud que encauza su
lúbrica elucubración hacia los terrenos fértiles de la poesía, pues “el lenguaje es
una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro[…] Mi lenguaje tiembla de deseo”.