Descripción:
La desvelada de la fiesta de año nuevo hacía que las voces en el mercado
surgieran como un rumor lejano: “se levantaron en armas”, “hay alerta
nacional”. Y más tarde, al escuchar el radio, lo que parecía un relato
fragmentario de alguna película, cobraba una realidad inesperada: un grupo
numeroso de encapuchados armados de manera rudimentaria: con viejos rifles, palos y machetes, había tomado San Cristóbal de las Casas y otros municipios del
estado de Chiapas.
Luego, en las pantallas de televisión apareció un hombre de palabra fluida y
mirada luminosa explicando con claridad los principios políticos e ideológicos que
animaban al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que aquel histórico primero
de enero de 1994, desenmascaraba los embustes de Carlos Salinas de Gortari,
quien a lo largo de su gobierno, vendió a las clases medias mexicanas la idea de
que el neoliberalismo y el Tratado de Libre Comercio llevarían a nuestro país a la
felicidad y el bienestar. Y ahí entre las antiguas construcciones de “Ciudad Real”,
los indígenas invocando el artículo 39 de la Constitución, que prescribe el derecho
inalienable del pueblo mexicano a resistir la opresión, los indígenas después de una
larga resistencia, alzaban su voz y mostraban un despliegue organizado. La Primera
Declaración de la Selva Lacandona exponía los orígenes del movimiento y
sus intenciones políticas.