Resumen:
Este volumen representa una etapa de transición en el organismo independiente que lo ha editado, el Centro Toluqueño de Escritores (CTE), además de ser el primer libro que publica su autor, Alejandro León Meléndez, quien, si bien no es un novato en las tareas de la escritura, inicia con éste una fase más formal dentro de su trayectoria. En cuanto al aspecto vinculado con el CTE, es necesario comentar lo ocurrido luego de que en 2009 el poeta Porfirio Hernández sustituyera al narrador Eduardo Osorio en la presidencia de esta institución. Recuérdese que en 2002, en los albores del presente siglo, el CTE dejó de ser una dependencia del Ayuntamiento de Toluca —dentro de cuya estructura administrativa fue creado en mayo de 1983, gracias a la iniciativa de su fundador, el escritor Alejandro Ariceaga—, para constituirse legalmente como asociación civil. El periodo de Porfirio Hernández se guió por un proceso de reorganización, ante problemas como el descenso en las ventas de libros —su fuente principal de ingresos— que se expenden en su sede de la plaza Fray Andrés de Castro en la capital mexiquense, entre otros factores que limitaron, aunque no suspendieron del todo, sus actividades, que abarcan la realización de talleres literarios y la organización de sus certámenes literarios.
Descripción:
Este volumen representa una etapa de transición en el organismo independiente
que lo ha editado, el Centro Toluqueño de Escritores (CTE), además
de ser el primer libro que publica su autor, Alejandro León Meléndez,
quien, si bien no es un novato en las tareas de la escritura, inicia con éste una
fase más formal dentro de su trayectoria.
En cuanto al aspecto vinculado con el CTE, es necesario comentar lo ocurrido
luego de que en 2009 el poeta Porfirio Hernández sustituyera al narrador Eduardo
Osorio en la presidencia de esta institución. Recuérdese que en 2002, en los
albores del presente siglo, el CTE dejó de ser una dependencia del Ayuntamiento
de Toluca —dentro de cuya estructura administrativa fue creado en mayo de
1983, gracias a la iniciativa de su fundador, el escritor Alejandro Ariceaga—,
para constituirse legalmente como asociación civil.
El periodo de Porfirio Hernández se guió por un proceso de reorganización,
ante problemas como el descenso en las ventas de libros —su fuente principal de
ingresos— que se expenden en su sede de la plaza Fray Andrés de Castro en la
capital mexiquense, entre otros factores que limitaron, aunque no suspendieron
del todo, sus actividades, que abarcan la realización de talleres literarios y la
organización de sus certámenes literarios.