Resumen:
El valor justo de un activo debe de entenderse como aquel que se llega mediante el acuerdo entre comprador y vendedor, con la información necesaria para que sus decisiones puedan considerarse tomadas libremente. Con independencia de lo que pueda decir cualquier valoración teórica, en la práctica un negocio sólo vale lo que un comprador está dispuesto a pagar por él.